miércoles, 20 de julio de 2011




POLÍTICOS…

(Arrendadora ó arrendataria)

A mi tío Anselmo le dolía una muela de nacimiento. La tenía cogida con alfileres blancos para que no destacara entre los dientes por lo que las paredes del hemiciclo la propulsaban a la retaguardia de estos, fijos en sus lugares de origen.

La muela de mi tío Anselmo no se quejaba nunca; era una muela bien educada que salía y entraba a su antojo. Cuando se hacía coletas para ir a pasear, ambos occipitales daban unos gritos desgarradores, congestionados, sin duda, por la opresión de la cinta que sujetaba el cabello…

Salía de su “territorio comanche” para demostrarse a sí misma que era capaz de ser autónoma y defenderse de los agresores de media estocada que la retaban al suicidio.

Un día, cansada de tanta osadía, se lió un trapo negro a la cabeza blanca y se apostó entre los dos dientes centrales que farfullaban distendidos en la boca. Allí escuchó y aprendió cómo desenvainar la sabuesa y herir de muerte a sus contrincantes lingüísticos.

La muela de mi tío Anselmo, desde entonces, es una perseguidora…

A mi tío Anselmo, todos los meses, le pasa el recibo del agua…

(Autora: Laura Olalla Olwid)