jueves, 24 de febrero de 2011

"Carta al sueño del olvido


“Carta al sueño del olvido”


Marilia se acerca al segundo domingo de agosto…

Juan Carlos se aferra al ordenador desordenado para dar cuenta de su ejercicio técnico…

Simón visita su ciudad natal ofreciéndose al estío del verano. El viernes telefoneó a Marilia; el sábado, lo olvidó; el domingo practica la espera…, ¿se decidirá Marilia a marcar su número el lunes?.

¡Cuánta obsoleta osadía contiene el barco de los olvidos!, podría decirse que el deseo amoroso se templa en la distancia…

¿Qué estruendo descomunal de heridas exige el laberinto de las ausencias?

Distingo al conversador silencioso en la austera hora del día, también de la noche; en la tarde arropo mi tiempo concursando en libres recuerdos de memorias ajenas – dado el caso me recreo en ello-.

¡Dónde estás, rúbrica de adhesión temporizada!, ¿derramando emotividades contenidas desde siglos?. -Qué ameno tu silencio-, te favorece el espejismo indeleble del alma.

Que no te enoje mi existencia ni detectes malicia en mis palabras, pues como fénix que resurge soy del cielo tu brisa.

Limitaciones limítrofes proyectan los posibles anhelos y un sinfín de oquedades deliran en orgías nuevas.

Insomnios permitidos adivinan los encuentros, mas antes de decidir qué sonambulismo exigen, el agua azul del sosiego se estremece ante mis ojos; rebosa su color marino en mis manos que amasan la ternura de un rostro, mientras, dos cinturas se contonean al son de ritmos latinos…

Ah, si vienes a comer no te olvides de esa botella exquisita que gratifica el espíritu.

Marilia

(Autora: Laura Olalla)


La vida que nos observa...



“Carta al recuerdo”


Estoy sola en la espesa penumbra de mi mente que somete su majestuosidad al insomnio.

-¿De veras crees que vas a posponer tu censura al libre albedrío de los muertos?, la instigo. Divagas entre círculos febriles la hermosa manera de crear y vegetas, pálida, al encuentro de unidades libres, siempre ensayando, involucrada en el deseo.

Estoy sola y nunca mejor acompañada; claves secretas maduran, transportadas en luces que trascienden la barrera de un presente gigante en voluntad. Intento el equilibrio, un sigiloso ermitaño, que la haga comprender que es muy corto el camino..., irreproducible. Sus notas me llegan heliotropas, por sorpresa, más allá de un encierro forzoso, animado de gentil vocablo. Inmerso en la inflexión del deterioro, palpita un regazo. Un hombro sonoro, de un sonoro viento, se acerca a decirme que ya es tiempo de emprender nuevos vuelos, que el recuerdo perdura para itinerar olvidos. Y la estampa que de niña veía en mi rostro hoy se abre a un todo de nuevos retoños con la complicidad expansiva del recreo diario.

Estoy sola y mis pies avanzan por un sendero de amapolas que prenden en un huerto; donde el placer de su saber culinario fortalece el cuerpo y el alma de quienes se acercan cada día a saborear la festividad de este almuerzo.

Risueños los párpados, exquisito el placer que ostenta el compartir amigo, esta amante del verso quiere recordaros que la estancia en esta habitación de corazones abiertos, no es página en blanco sino el trasiego de un cálido y gratificante puerto.

Siempre en el recuerdo....

(Autora: Laura Olalla)


martes, 1 de febrero de 2011

Alocuciones para uno mismo







Alocuciones para uno mismo





Verás, Mónica, deja de darle vueltas a la mente, cuando uno tiene alguna aportación importante que toque los intereses de la empresa a la que pertenece, no suele ser rechazada; así pues no devanees ni te sientas herida porque no te consideren, ¿qué les has ofrecido para fortalecer o engrandecer la Fundación?, ¿no crees que la constancia en el trabajo es el mejor de los regalos?. Ahora es el momento de trabajar, ya cosecharás tu propio vino, el que se macera paso a paso, lentamente, sin prisa ni pausa. Sigue siendo triunfal en ti misma; expande esa luz que exhala tu ser, nada de peros ni por qués; así, dichosa y feliz; que tu caminar sea firme, de construcción erguida; y ligero como el viento céfiro para que nada pueda mortificar tu ánimo. Tuviste la suerte de estar con los maestros, de aprender y declamar con ellos; no te resistas al silencio, no palidezcas a la hora de renovar tus votos; levántate, hermosa, bellísima mujer, tu presencia es esperada, hoy sí, hoy eres tú quien oficia la grandeza de la amistad sincera, de la corresponsalía, del entendimiento... Hoy te das a ti misma la oportunidad de saber quién eres.


Que no te importe la expresión de quienes piensan y actúan como seres superiores, obviando el saludo, negando la invitación, dándose la vuelta a la primera de cambio, ¡pobres ilusos! no tienen otro valor que su propia flaqueza. La sincronía del ser humano es mucho más importante. Tú practica la tuya. Porque si sabes amar, todo vendrá por añadidura.



-(Abuela, ¿de dónde sacas tanta sabiduría?, siempre me convences con tus buenos propósitos...)